La Comisión Europea se ha dado cuenta del retraso que sufrimos la banca y las empresas en adaptarnos y que podría dar lugar a un colapso informático.
Bruselas ha admitido que si se aplica el plazo original del 1 de febrero podría haber problemas de bloqueo de pagos para consumidores y empresas debido a los retrasos en la transición hacia el nuevo formato que establece la Zona Única de Pagos en Euros (SEPA, por sus siglas en inglés).
La amenaza era tan seria que el comisario europeo de Mercado Interior, Michael Barnier, decidió el Viernes pasado parar la cuenta atrás y prolongar el plazo hasta el próximo 1 de agosto. Aunque el formato del SEPA será obligatorio desde el 1 de febrero, durante seis meses más se admitirán transferencias y domIciliaciones en los antiguos formatos nacionales.